La construcción de un canal de riego en la orilla haitiana del río Masacre, que sirve como frontera natural con República Dominicana en la zona de Dajabón, continúa avanzando a pesar de las acciones tomadas por el Gobierno de Luis Abinader para detenerla, sin lograr resultados hasta el momento.
Los trabajadores, que avanzan en la construcción retirando la arena con palas, están constantemente acompañados por una multitud que va variando en tamaño y que se ha congregado en el área de las obras, mientras son observados desde el lado dominicano del río por miembros del Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront).
La institución permitió a EFE acceder a su posición, que se encuentra separada del canal en construcción por una distancia de unos 50 o 70 metros a través del caudal del río en ese punto. Desde allí, no solo se puede observar la actividad en el lado haitiano, sino que también se escucha el ruido generado por aproximadamente 300 custodios civiles de los trabajadores de la obra, que es de naturaleza privada.
Sin embargo, cuando el ardiente sol caribeño se pone, la orilla haitiana del río Masacre cobra vida, con música y bailes que amenizan las noches. Este espectáculo puede ser observado desde la torreta de vigilancia del Cesfront en la orilla dominicana del río.
Es posible que esta animación en la orilla haitiana sea un mensaje de los promotores del canal al Gobierno dominicano, que ha tomado diversas medidas en represalia por la reactivación de los trabajos, que habían sido suspendidos en 2021 sin previo aviso.
Desde el 15 de septiembre, toda la frontera entre la República Dominicana y Haití (terrestre, marítima y aérea) está cerrada por orden de Abinader, aunque en Dajabón, este bloqueo comenzó una semana antes.
En ese momento, cuando aún no se habían implementado medidas más drásticas, la reacción fue diferente: los ciudadanos haitianos comenzaron por iniciativa propia a cerrar lo que se había construido.
En semanas anteriores, el Gobierno de la República Dominicana exigió a las autoridades haitianas que detuvieran inmediatamente la reanudación de la construcción del canal. Aunque el primer ministro de Haití, Ariel Henry, expresó su preocupación por la situación, la disposición de resolver el conflicto a través del diálogo no ha dado resultados.
Abinader implementó una serie de medidas, incluyendo el cierre de la frontera, lo que ha tenido un impacto significativo en los comerciantes y productores que dependen del mercado binacional que se celebra dos veces por semana. El Gobierno dominicano también ha brindado asistencia a estas personas afectadas.
Otras medidas incluyen la suspensión de la emisión de visas para ciudadanos haitianos y la prohibición de entrada al país para los promotores del canal, un total de nueve personas, mientras se consideran otras medidas relacionadas con el agua. A pesar de las dificultades económicas y sociales en Haití, la gente en la zona fronteriza continúa cantando y bailando junto al canal a orillas del río Masacre.
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